Yoga y Sexualidad Sagrada Entrevista a Francisco Cervantes parte 1

Yoga y Sexualidad Sagrada Entrevista a Francisco Cervantes parte 1

«…la idea de lo femenino en el Tantra, nos lleva a asumir que la mujer no es un peligro sino que ella es un puente para conectar con lo sagrado que tiene la vida…»                                                                   

francisco Cervantes

Francisco Cervantes es profesor de la Asociación Internacional de Yoga Yoghismo (AIYY), estuvo en Bogotá en 2015, impartiendo un taller intensivo de Hatha Yoga . Tuvimos oportunidad de conversar con él, sobre una de las escuelas de yoga más conocidas en occidente, el Tantra Yoga, y de la cual Francisco ha sido un estudioso e investigador, realizando talleres y conferencias alrededor del mundo. La siguiente es la entrevista que gentilmente nos concedió.

 

Francisco, por referencia con otros profesores que nos han visitado, tú eres parte fundamental de la historia de lo que hoy día es la AIYY, cuéntanos algo de ese comienzo.

Yo estaba muy joven, tal vez 13 años, cuando alguien me prestó un libro de yoga, para ese entonces, yo no tenía idea de lo que era el yoga. Con Eduardo Soto, profesor que estuvo ya en Colombia, éramos muy amigos y junto con otro amigo, Rodolfo García, se nos ocurrió  imitar lo que aparecía en las fotos, siempre me costaba realizar las posturas pues mi cuerpo era poco flexible, lo tomamos como algo rutinario cada semana en un espacio en que no teníamos clase en el colegio. Luego, cuando terminamos la secundaria nos propusimos buscar un centro para practicar el yoga en serio, cuando buscamos en la guía telefónica, la única escuela que había por entonces era la de la GFU, así que aquí nos iniciamos en agosto de 1972.

Esta experiencia me transformó la vida, fácilmente me cambié al vegetarianismo y a hábitos más sanos, era la época de los hippies y aunque tenía la pinta, era vegetariano, no fumaba y además me bañaba, recuerdo que había un grupo de estudiantes avanzados que se reunían como Escuela de Profesores de Yoga, después de unos años de práctica, fuimos invitados Eduardo y yo y al poco tiempo comenzamos a tomar esta formación más especializada, sobre todo con el estudio de los textos clásicos como los Yoga Sutras de Patanjali,  luego nos dieron la responsabilidad de dirigir una clase,  e ir actualizando lo que ya sabíamos. Al poco tiempo se formó otro grupo de profesores, pero ya con un currículo de 8 materias. Así fue como comenzamos también a impartir talleres para formar instructores de yoga.

Con Carlos Peñafiel practicábamos, bajo la tutela del Maestro José Marcelli, quien fue el innovador del modelo de la GFU de los años 60s, él siempre fue nuestro consultor y orientador, también en aquel entonces estaba el Maestro José Manuel Estrada, de quien fuimos discípulos y quien nos ayudó en el proceso de transformación de hábitos y formación personal.

¿El Hatha Yoga fue la base de la formación?

La fuente literaria inicial, fue el Yug Yoga Yoghismo del Dr de La Ferriere, y aunque la base es el Hatha Yoga, la referencia era integral a partir del Asthanga o las 8 ramas del yoga. Vale decir que al mismo tiempo tuvimos la oportunidad de practicar meditación con un maestro Zen, el Maestro Ricardo Arvizu y también con un Maestro que hizo escuela en Latino América, Ejo Takata, quien introdujo el Zen en México, así que nos acercamos a la experiencia del Raja Yoga.

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Nos acabas de impartir un taller donde aprendimos varias técnicas muy especializadas asociadas al Hatha Yoga, sin embargo me llamó la atención la constante referencia al Tantra Yoga, conocido popularmente como el yoga de la sexualidad sagrada…

Se sabe que la primera civilización que estuvo en la India, la cultura dravidiana, antes de la llegada de los arios, practicaba dos cosas, una de ellas era el Yoga, que aún no se le conocía por este nombre y por otro lado, el cultivo de una espiritualidad que posteriormente se le llamó Tantra, que era un culto a la naturaleza, a lo femenino,  a la forma… esa herencia se mezcló posteriormente con la cultura aria, y se conserva hasta nuestros días, el Tantra se caracteriza, como ya lo dije, por el culto a la naturaleza a diferencia de la mayoría de los cultos que están dirigidos al paternalismo, con modelos masculinos, según mi experiencia, este enfoque engloba el espacio, con su capacidad de recibir, de conectar no sólo nuestro cerebro racional y lógico sino también lo emocional y analógico, que nos permite ampliar la experiencia de vida.

Nuestra cultura vive alrededor de la materia, busca el dominio de la naturaleza, esta cultura se sintetiza en la búsqueda del dinero y la satisfacción de la sexualidad, la imagen de lo femenino es utilizada frecuentemente en el comercio como gancho de venta. Por un lado hay una atracción poderosa a la seducción femenina y por el otro aflora la culpa, cultivada a lo largo de siglos por las religiones… ¿Cómo sobrevive la visión del Tantra yoga, en un mundo religioso en el que lo femenino y el cuerpo son el pecado en sí, en el que hay que negar nuestra naturaleza y nuestro cuerpo para alcanzar un estado espiritual?

De este lado del mundo, en Occidente, la sexualidad va de un extremo a otro, el primero es el ancestral juicio de la religión que la juzga como un pecado, ni más ni menos es “el pecado original” porque por ese pecado perdimos el paraíso, por lo tanto ya nacemos cargando la culpa, eso sigue actuando en nuestra psique como herencia de muchos siglos, por el otro extremo es la sexualidad y el cuerpo, como objeto de consumo, donde se le quita el trato afectivo y simplemente se lleva al goce estético y comercial.

En el Tantra, se habla del elogio al cuerpo, a diferencia de las religiones que separan el cuerpo del espíritu, le dan categoría de corrupto y mortal, como un obstáculo para tu conexión con la Divinidad, en el Tantra el cuerpo es visto como un contenedor del Espíritu, como un templo, esta es una visión diametralmente opuesta, a una visión descalificadora de nuestro cuerpo. En una parte del Kula Arnava Tantra dice “ ¿…cómo puedo llegar a alcanzar la meta de ser humano sin un cuerpo? ”.

Lo femenino está asociado al cuerpo, como a la materia que nos mantiene, nos alimenta y al final, terminamos por entregar los restos de nuestro cuerpo  a esa misma materia para renovarnos, para reciclarnos, así que la idea de lo femenino en el Tantra, nos lleva a asumir que la mujer no es un peligro sino que ella es un puente para conectar con lo sagrado que tiene la vida, a partir del contacto que tiene la mujer como madre y también como pareja, desde el ángulo de la sexualidad, este contacto con lo divino, no es una transgresión de la voluntad divina sino que es parte de esa voluntad, lo que nos acerca a nosotros mismos, a la categoría de ser creadores.

Se ha especulado bastante sobre el Tantra Yoga, como una simple técnica sexual…

El Tantra Yoga tiene una visión muy profunda de la vida, es conocido por sus dos vías: La vía de la Mano Derecha y la vía de la Mano Izquierda, Tantra Blanco y Tantra Rojo respectivamente.

En el Tantra Blanco, toda la polaridad que existe en la naturaleza, como el día y la noche, el cielo y la tierra, luz y oscuridad, arriba y abajo, hembra y macho… son polaridades que coexisten en mí, por eso tengo una mano derecha y una izquierda, una fosa derecha y una izquierda en mi nariz, etc. En cada hombre se encuentra una parte femenina que es inconsciente y que por lo tanto la buscamos afuera, en las mujeres, se encuentra la polaridad masculina oculta, ellas la buscan a través del contacto con lo masculino, pero en esa búsqueda a veces somos torpes y estropeamos ese encuentro.

En el Tantra Blanco se trata de trabajar con mi propia polaridad de manera consciente, reconciliando en mí estos dos extremos, algo así como reconciliar al padre y la madre que se encuentran en mí, es como caminar en equilibrio con ambos pies.

Por otra parte, en la vía de la Mano Izquierda, el Tantra Rojo, se aborda la sexualidad como un puente que nos conecta con la fuente de lo sagrado.  Hay una frase muy bella del Vishvasara Tantra que dice “Todo lo que está aquí está allí, y si no está aquí no está en ninguna parte” esta es una referencia importante en contraste con lo que te dicen las religiones, que tienes que portarte bien y esperar a que te mueras para que te vayas al cielo, pero si no te portas bien cuando mueras te irás al infierno, entonces, según el Tantra, el cielo y el infierno están aquí, en esta realidad en la que estamos viviendo, es una perspectiva que nos permite ver que la vida es tan sagrada o tan infernal como lo queramos vivir.

El Tantra Rojo te dice que la vía hacia lo sagrado es la vía de la felicidad, del gozo, de la belleza, de la alegría, de Ananda… El hecho de estar teniendo experiencias de todo tipo es ya un gozo, una felicidad y si yo lo puedo ver, entonces Dios, la Divinidad está en cada ser o cosa de la naturaleza, en las piedras, los autos, las personas, en la noche, en el día, en el desierto, en la selva… allí está presente.

Sintetizando un poco, el Tantra de la mano derecha comprende prácticas para despertar la consciencia de la polaridad en si mismo, se explica con la figura mítica del andrógino, estos seres tienen ambos sexos, por ejemplo el Janus romano, el Ardanarishvara de la India… si te das cuenta a los seres que consideramos encarnaciones divinas o avatares, tienen en sus facciones características andróginas, aún siendo hombres, han despertado sus características femeninas.

En el Tantra de la mano izquierda, es más sencillo, ¿para qué ando buscando la polaridad? si con sólo abrir los ojos ahí ¡ya está! Al inhalar estoy tomando el aire de afuera, al exhalar estoy enviando mi ser al exterior a través de ese aire. Hay una energía en la naturaleza que me invita a descubrir lo sagrado que está en todo, en el cuerpo de un hombre, en el cuerpo de una mujer, en el cuerpo de un árbol, en las aguas de un río, en las montañas, los mares… esa parte de la sexualidad sagrada está asociada a la concepción sagrada de la naturaleza.

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La humanidad ha creado una cultura que se mueve asociada al sexo y al dinero, primero porque el sexo es ese impulso del instinto hacia la procreación y por el otro, está el dinero que nos ayuda al sostenimiento de la vida. ¿Cómo una persona del común debe manejar estas energías tan poderosas?

Me gusta siempre manejar las dos vertientes del Tantra, el primer ejercicio que indico en uno de mis talleres es que las personas sientan su cuerpo y después reconozcan si descubren alguna parte con la que ellos no se sienten a gusto, o están incómodas. Aquí se puede encontrar fácilmente un conflicto, si nos vamos por el Tantra Blanco, esa persona tiene que realizar una pequeña reconciliación consigo misma por ejemplo hay mujeres que no les gusta su rostro,  la nariz, la cintura, etc. habrá hombres que no les gusta sus brazos, el cabello, su barriga, etc. Si nos damos cuenta, algo que tú mencionaste, todo de alguna manera en la actual cultura tiene que ver con dinero y con sexo, por ejemplo en este caso tener el dinero para operarme la parte del cuerpo que no me gusta y poder abordar la sexualidad como si fuera un objeto de consumo.

Comenzamos con el Tantra de la Mano Derecha y luego desembocamos en el de la Mano Izquierda, porque cuando entro en una relación de pareja que implique un trabajo en la sexualidad, primero tengo que resolver mis conflictos internos, igual que la otra persona, si no, lo que vamos a hacer en nuestra relación es sumar conflictos, imagina el primer contacto de intimidad de una pareja que no ha resuelto sus conflictos, ambos van a estar queriendo ocultar esa parte de sus cuerpos que no aceptan, a la vez se despierta un desconcierto mutuo sin entender qué es lo que le está pasando al otro.

Cuando hablamos de sexualidad sagrada, en el Tantra Rojo, estamos hablando de contacto con el templo que es el cuerpo.

Un siguiente ejercicio es acercarnos al cuerpo del sexo opuesto, contemplando aquello que está ahí como la encarnación del Ser a través de ese cuerpo y aprender a “saludar” parte por parte de este ser encarnado con reverencia espiritual. Si voy a entrar en intimidad con un cuerpo, estoy frente a una encarnación divina,  al mirarlo desde este enfoque comienza a haber una gran diferencia.

El siguiente punto clave en el Tanra Rojo, es aprender a elevar la energía, que implica lo más sagrado, la fuerza vital, cuando se desperdicia esta energía sobreviene el envejecimiento, la enfermedad, la muerte… puedo tener a lo mejor 30 años pero con factores de salud muy complicados. El trabajo con la energía es aprender lo que sería el yoga tántrico, que se basa en una respiración adecuada, que me ayuda a relajarme, y entrar en contacto con la otra persona a partir de esta nueva actitud, no ir corriendo para el desperdicio, si no, tomarse mucho tiempo para apreciar lo que está allí y al mismo tiempo ser apreciado, digamos que hay dos características que hay que estar cultivando en la sexualidad sagrada, dar y recibir, la masculino y lo femenino.

Sobre este punto, estamos acostumbrados a que la sexualidad es sólo un asunto de sensaciones físicas, corporales, el orgasmo es para la mujer una meta y en los varones se trata de evitar la eyaculación precoz, asuntos muy del cuerpo y del instinto, al parecer, ¿estos son impedimentos para alcanzar una sexualidad en el ámbito de lo sagrado?

En mis talleres insisto en aquello de dar y recibir al momento en que las disfunciones sexuales se hacen evidentes. Se estima que 7 de cada 10 mujeres no conocen un orgasmo, en el caso de los hombres, 5 de cada 10 tienen eyaculación precoz. Estos dos fenómenos son equiparables, la mujer piensa que cuando el hombre eyaculó ya tuvo su orgasmo pero cuando la eyaculación es precoz, no hay gozo, no hay éxtasis, al contrario, hay culpa y vergüenza, que luego se transforman en violencia, en agresión, y la mujer que no alcanza el orgasmo, lo convierte también en hostilidad, ataque… si nos damos cuenta, el orgasmo es un acto de dar, de entregarse.

El otro punto en el que hay cierta coincidencia es, en el caso de los hombres, la disfunción eréctil, la dificultad para mantener la erección, en la mujer hay una disfunción muy semejante que es el vaginismo, la no lubricación y la no preparación para la cópula o el “maithuna”, entonces tanto el hombre como la mujer están imposibilitados de recibir porque reflejan en su fisiología esta actitud, nos parecemos mucho hombres y mujeres, al final lo que cargamos es una cantidad de neurosis a partir de esta insatisfacción.

Leer Segunda Parte de la entrevista AQUÍ

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