Libertad sin Consciencia es Esclavitud

Libertad sin Consciencia es Esclavitud

«Libertad sin Consciencia es Esclavitud…»

Todos guardaron silencio, trataban de acomodar esta lapidaria frase con sus ideas, sus paradigmas, sus creencias y sus valores. Muchos se sintieron incómodos, incluso molestos, pues el ideal de libertad ha sido una de las demandas más reiteradas a lo largo de las civilizaciones. Guerras y revoluciones se han gestado y desarrollado en su nombre. Muchos héroes ofrendaron su vida por ella. Finalmente un joven comentó:

A mí esto me parece un absurdo y una completa contradicción, la esclavitud es justamente lo opuesto a la libertad, más allá de tener o no consciencia.
Elavalo miró sonriente a este joven que tenía toda la pinta de un revolucionario urbano y anarquista de café, barba estilo Trosky, pelo largo, boina negra, camiseta con la imagen del Ché Guevara, paliacate rojo al cuello…
La libertad es un concepto intangible, adaptable a muchas ideologías, incluso antagónicas -comenzó Elavalo-, la esgrimen como bandera las dictaduras de derecha y de izquierda, pero también las dictaduras que se disfrazan de democracias, por lo tanto, necesitamos referentes para explicar mi proposición.

La libertad de hacer lo que se te antoje sin tener que pedir permiso a nadie, suena tentador, pero es muy limitada, pues habrá muchas otras personas queriendo hacer lo que se les antoje y es muy posible que su deseo esté en oposición a tu antojo, es más, puede ser que lo que se les antoje hacer es controlarte, con leyes y reglas absurdas, con “valores” y religiones…

Pues justo para eso es la revolución, insistió el joven con pasión, para acabar con la dictadura

Efectivamente, tienes la libertad de intentarlo -contestó-, pero ten en cuenta que otros tienen la libertad de impedírtelo. Y si lo logras, otros sentirán afectada su libertad e intentarán derrocarte, dijo Elavalo sonriendo divertido. Solo revisa la historia…
Sin embargo, hay una posible solución. La máxima que resuelve el conflicto es: La libertad de uno termina donde empieza la del otro. Sin embargo, comprender en profundidad esta premisa y acceder a esta libertad para actuar en consecuencia, es muy difícil, por no decir imposible, sin consciencia.

Ten en cuenta que lo que la mayoría llama libertad es la esclavitud, el encadenamiento a tus deseos inconscientes y subconscientes, e incluso, a la mayoría de los deseos o ideales que consideras conscientes y positivos. Sucede que la mayoría de tus deseos , pensamientos e incluso, emociones supuestamente libres y “conscientes” son directamente generados por la programación cultural que has recibido sin darte cuenta. Incluso el concepto de libertad ha sido diseñado e implantado en la mayoría de las personas, por supuesto, de forma diferente en diferentes culturas.

Esto sucede en todos los temas de la vida, tanto en tu valoración del sexo y el sentido del placer, como en el consumismo, el consumo de drogas lúdicas legales (tabaco, alcohol, etc.) o ilegales -“soy libre” de hacerlo, argumentan-, de igual forma que son inducidos los valores morales y religiosos o lo que entiendes como bueno y malo… Por ejemplo, la aparente decisión personal de exigir tu derecho al beneficio y el placer personal, aún por encima de los demás, es considerada en la actual sociedad como una señal de éxito, pero es ante todo, es una idea que ha sido implantada en tu psique, pues es una forma fácil de controlar de tus acciones y sirve al mismo tiempo, para deshacer, para diluir el sentido natural de la solidaridad humana. Otro ejemplo es la sociedad estadounidense, que se auto-considera la más libre del planeta, cuando en realidad es de las más auto limitadas y restringidas en acción y pensamiento.

Entonces ¿no hay libertad real?, comentó desconsolado el joven.

La trampa de las religiones y de muchos movimientos místicos es decirte que solo la libertad interior es real. Ese tipo de “libertad” es apoyada y promovida por los gobiernos, pues es una forma cómoda y elegante de neutralizar opositores al tenerlos ocupados en la salvación de su alma. Pero podemos despertar y ver que este mundo y sus contrastes, son la única realidad tangible del ser humano, de la consciencia, de lo divino o trascendente. Esta realidad tangible –y nuestra acción en ella-, es la vía para acceder a otras potenciales realidades trascendentales. Este mundo es donde actuamos, crecemos y nos transformamos, así que la libertad de la que hablo, es la capacidad de expandir tu consciencia hasta que quepan todas las consciencias, es decir, todas las formas de ver e interpretar el mundo y actuar en consecuencia de manera tangible.

¿Cómo? Dijo una mujer de mediana edad.

Aprendiendo a ver el mundo desde todas sus aristas, desde todas sus explicaciones, desde todas las filosofías, religiones, posiciones políticas, artísticas, desde todas las expresiones humanas. Entonces, solo entonces, comienzas a ver la panorámica de la existencia y descubres el sentido de existir, donde la mayor libertad es servir a la existencia misma en todas sus formas. Acción concreta, consciente, alegre y compasiva en el mundo. Esa es la mayor libertad, la libertad de estar en armonía con flujo de la existencia, el cual tiende a la fraternidad humana, a la unidad en la diversidad, a la ciudadanía mundial…

Además, esta libertad activa y prepositiva que se expresa tanto al interior tanto como al exterior de nuestras vidas, cuando es en compañía, en comunidad, es aún mucho más hermosa. Una flor que además de hermosa, tiene fragancia.

Elavalo Perez, después de una maravillosa, fructífera y feliz vida, finalmente se reintegró conscientemente -una vez más-, al kosmos, lo que en yoga se llama Nirvikalpa Shamadi. De inmediato sus seguidores y empezaron a especular sobre la significación profunda del nombre con que fue conocido: Elavalo
Algunos apelaron a dudosos diccionarios de lenguas míticas, siempre con significados sublimes. Otros lo relacionaron con Avalon, ese reino mítico de los Celtas, indicando que era “el enviado de Avalon”. Algunos otros afirmaban que en realidad significaba “elévalo”, es decir, eleva tu espíritu. Hubo congresos, se escribieron libros, se produjeron pleitos, luchas fratricidas y escisiones, cada uno defendiendo con pasión y vehemencia su interpretación. Nadie recordaba y mucho menos ponía en la práctica, lo que había enseñado.
Sucede que de niño, unos monjes tibetanos habían reconocido a Luis -que ese era su nombre original-, como una manifestación de Avalokiteshvara. Él lo contó divertido a algún compañero de primaria y desde entonces, le decían “el Avalo”.

De «Compartir y Consciencia»
Bolg de Héctor Marcelli, para compartir experiencias, ideas, visiones, reflexiones, descubrimientos y todo lo que nos enriquezca como humanos.
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