LOS 5 SENTIDOS DE LA VIDA

LOS 5 SENTIDOS DE LA VIDA

PRATYAHARA, EL QUINTO ANGA DEL ASHTANGA*

Descubrir el mundo y su riqueza pleno de sensaciones que son señales de vida pura es la misión de tus cinco sentidos… desde una ligera brisa y fresca que toca tu piel o un dulce y exquisito chocolate que se derrite en tu boca, un tibio y húmedo amanecer que promete alegría como la que te brinda un cálido abrazo… hasta las palpitaciones de la tierra que sacude continentes en un instantes o el olor de un fuego que te quema hasta el dolor… una infinita paleta de colores y percepciones que te inunda de, también infinitas, sensaciones y emociones.

La vida en formas desfilando en un campo virgen y abundante, seductor y abierto al amor, esperando ser descubierto, tocado, caminado y explorado en su belleza, y tú, como un viajero de otro mundo ataviado con tu traje de humano, en un cuerpo dispuesto y diseñado para ver, tocar, oler, escuchar y saborear la riqueza de este mundo que como una flor abierta te invita a la delicia delicada de su perfume irresistible.

Habitamos sin saberlo en la perfecta inocencia del goce y alegría… que por instantes nos recuerda que somos visitantes extasiados pero luego como una densa y gris neblina que cubre nuestra mente, como si apagaran la luz del día, nos vemos atrapados en una oscuridad sin salida. Es el mundo triste y temeroso, de las noticias del día, de las bajas y subidas de la economía, de la política, de la injusticia y la justicia, del pasado y el futuro, del juicio y del prejuicio, de la venganza y de la muerte.

El común y ordinario escenario de una mente atrapada, preocupada  enajenada y triste, atemorizada y a la defensiva, que perdió la inocencia de la vida, la mente de un viajero extraviado sin un mapa que conduzca sus pasos de vuelta a la ruta de la alegría. ¿Para qué un cuerpo si ha de morir? ¿Para qué unos ojos si todo es gris? entonces el cuerpo y sus sentidos es ahora convertido en perceptor del dolor de la existencia, de la desdicha y la pobreza, del frío y del hambre, de la desesperanza, la soledad y enfermedad…

¿Dónde está esa ruta que perdiste? ¿Dónde el mapa que te guíe? Como un ciego caminando en un camino escarpado y pedregoso, sin esperanzas que iluminen tus pasos por esta vida, olvidaste que en un momento incierto, fuiste tú el mismo que te condujo fuera de la vía, fuera de la alegría… para esconderte en la culpa y la vergüenza de un infierno construido como un pesado sueño, pero sueño al fin, del que tú y tus hermanos despertarán algún día. Escrito está en el corazón de todos como una profecía.

Olvidaste, que el mapa que perdiste está grabado en el centro de tu alma, el mismo que te canta día a día mientras duermes, para que despiertes y vuelvas con tus cinco sentidos a beber de lo que te ofrece la vida. Es tu voz cantando cuando silencias en meditación tu mente atiborrada, engañada y asustada. Escucha a la fuente eterna de la vida, libera tu mente en el silencio y medita en la flor dorada de tu alma, ábrete a la promesa del Yoga, de la unificación con lo bello de la vida.

No hay pasado, no hay futuro, el tiempo es una idea de cada quien como desea, tampoco hay un «afuera» todo es fruto de tu mente que decide a cada instante, morir en vida en el sueño falso de la culpa, o renacer en la inocencia del presente eterno que libera y que perdona toda huella resentida, todo dolor y trago amargo de un pasado sin sentido. Decide ahora, no hay más tiempo ni lugar perfecto para abrir tu regalo, tu presente, tu ahora eterno que te hace hermano de las estrellas y los peces, de las piedras y las aves y de la tierra entera con todos los humanos.

Entonces los sentidos recobran el sentido para el que te fueron entregados, como extensiones de un sistema que conecta tu experiencia a tu cerebro que es el instrumento de tu mente en esta tierra, para descubrir, explorar y experimentar el mundo en su abundancia, tus cinco sentidos como cinco notas de una música divina, cuerdas de un instrumento que es tu traje humano, un cuerpo para el goce y disfrute simple del abrazo del amor que canta y fluye como un río pleno de cristales como estrellas alumbrando vida.

Los sentidos, recogiendo luz iluminan tu consciencia centrada en la experiencia, esa es la virtud de la vida que florece y se establece en el eterno tiempo al que siempre has pertenecido, libre y despierto como el Budha, luminoso y amoroso como el Cristo. Todo sucede porque así lo has querido porque así tú lo has decidido.

Pongamos las cosas en claro, tu cuerpo es extensión de tu mente, por lo que no es independiente y no puede actuar por sí mismo, sus impulsos, que llamas naturales, es tu voluntad quien los mueve, ese «alguien» que piensa el código de tu ADN que ordena tus hormonas y tus neurotransmisores, tú, el responsable de tus manifestaciones corporales, el que vive en ese traje humano, tú decides que sea sano, tú decides hasta dónde es necesario, pues al ser creado en la forma se transforma… como se transforma el agua en partículas de nubes, es el juego y la danza de las formas que la energía que sigue al pensamiento crea en armonía.

Por lo tanto, tu natural impulso es la danza, el canto, el arte y la ciencia del correcto uso de tus sentidos que sólo pueden percibir el instante de lo que cambia eternamente, es decir que nada en el mundo es estable o permanece, y este conocimiento es la base del desprendimiento, del desapego que es la naturaleza del danzante, Shiva, el destructor eterno de tus ilusiones, maestro perfecto y compañero de viaje, el único confiable en esta hermosa y única travesía, donde todo es aparente y sutil en su existencia impermanente, incluso el universo entero misterioso e infinito.

Por eso, la danza es libre del prejuicio, del dolor y de la pena, lleva al conocimiento de que todo es ilusorio pues nada, nada permanece, excepto el Todo que todo lo atraviesa en la consciencia del que observa y danza mientras crea en la riqueza que la vida ofrece a cada instante.

Pratyahara, el quinto anga del Astanga, conocimiento del Yoga más allá del tiempo imaginado por la historia, declara que la luz sobreviene en tu consciencia sólo al retirar lo ilusorio que alimenta tu mente en tu experiencia, «praty» – retirar, “ahara” – el alimento,  que ata tu mente al ilusorio mundo del sueño. Es decir Pratyahara, en su práctica, es la llave para desterrar el supuesto sufrimiento anclado en el prejuicio del sueño.

Convertir y transformar la percepción sensorial, es decir su apreciación mental, es el enfoque en Pratyahara, traer a la consciencia el contacto con el mundo a través de los sentidos, no negar ni controlar, que no es cosa viable en un universo que fluye como el agua natural, los sentidos convertidos en poderosos aliados aceptando libremente con consciencia su función, que es riqueza y sorpresa permanentes en el tiempo del presente.

Meditación en movimiento, la vida fluyendo con todo su poder, descubriendo la sonrisa a cada instante, amando cada amanecer, la luz reflejada en cada paso, en cada ser, en un sólo palpitar de la respiración sagrada que nutre, que ama, que abraza…

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*Ashtanga Yoga. Los  ocho -ashta- angas o partes del yoga, es la propuesta de los Yoga Sutra de Patanjalí. Escrito entre el 200 A.C. y el 300 D.C. Texto base del Yoga en su práctica y filosofía. 

 

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