El Yoga es un camino de superación del condicionamiento social, cultural, económico, histórico en que todo ser humano se encuentra. Trasciende la visión ordinaria de la realidad y de lo efímero. El Yoga lleva a la verdad del presente, a la integración, a la plenitud. La meta es despertar. El camino para lograr esto lo aportan los diversos métodos del yoga.
En los tiempos mitológicos, Shiva, es una de las manifestaciones de Brahma (el Absoluto), el cual transmite el Yoga a los seres humanos a través de sus Rishis -ascetas errantes y Yoghis- que tuvieron esa revelación desde las épocas antiguas.
La tradición hinduista, brahmánica y aristocrática guerrera, afirma que fue Vishnu, a través de sus avatares, quien enseñó el Yoga a la humanidad. A ambos se les atribuye la creación de este método de liberación.
Por su parte, la visión dravídica Shivaita y el Samkhya vinculado al Yoga, afirmará que no son los dioses los que dieron este conocimiento al ser humano, sino que los Rishis -sabios, videntes y profetas- alcanzaron este conocimiento por sí mismos. Develaron en su propia experiencia de realización la práctica del yóghica. Esos Rishis conservan y transmiten esta tradición iniciática del plan, del sistema, de las fuerzas que gobiernan la vida.
Así que el surgimiento del Yoga se pierde «en la noche de los tiempos» y, por medio del camino yóghico, el saber de este conocimiento se transmite y forma a los nuevos seres humanos, que construyen en sí mismos un nuevo cuerpo del saber, un cuerpo transustanciado, que no se extingue y que espiritualmente trasciende hacia los planos superiores de la consciencia.
La tradición oral dravídica se conservó de maestro a discípulo, a veces subterráneamente entre los artistas y el pueblo; otras, abiertamente. Los eruditos, los brahmanes, conservaron los textos sagrados, y rescataron desde su visión el legado del yoga.
En el occidente del siglo XIX, algunos eruditos ingleses, franceses, alemanes y norteamericanos, descubrieron el Yoga, básicamente a través de los libros. Gracias a ellos, a los descubrimientos de filósofos como Schopenhauer, y a intelectuales hindúes que se educaron en Inglaterra, floreció el conocimiento de la cultura de la India en Occidente. Pero fue hacia el siglo XX, en que el Hinduismo, el Yoga y la meditación se presentaron como un método de liberación psicológica y espiritual.
El trabajo de difusión que hizo Romain Rolland sobre Ramakrishna y Vivekananda, así como el viaje de Vivekananda y de Paramahansa Yogananda a Estados Unidos, abrieron el camino a la atención Occidental a la poderosa visión intelectual y espiritual de la India. El trabajo de Sivananda, de Krishnamurti y de Sri Aurobindo fueron fundamentales en este proceso.
Por su parte, fue Sir John Woodroff (George Avalon), desde el punto de vista del tantrismo, así como Alain Daniélou, en tanto iniciado Shivaita, quienes contribuyeron a revelar estos caminos ancestrales, divulgando esta tradición que se conservó secreta durante mucho tiempo, y ofreciendo la posibilidad de contar con las herramientas conceptuales adecuadas para distinguir y diferenciar el Yoga que proviene de la cultura Aria, indoeuropea, frente al yoga devocional, brahmánico religioso, y a la tradición dravídica yoghica Shivaita, que permeará toda la cultura del hinduismo.
En este contexto, hacia 1948, Serge Raynaud de la Ferriére, un europeo educado técnicamente en el yoga de Sivananda, y teóricamente en la visión de Mircea Eliade (también discípulo de Sivananda), enseña el yoga antes que cualquier Maestro Oriental en América Latina.
Fue hasta 1950 que de la Ferriére emprende en un peregrinaje por la India, desde el sur de Ceylán hasta las cumbres del Himalaya, la consolidación final de su experiencia yóghica, obteniendo el reconocimiento de varios maestros de la India. Así que en 1952 termina su obra Yug Yoga Yoghismo, una obra monumental de la tradición Iniciática en el Yoga, así como la base de su propuesta, el Yoghismo.
En tanto discípulo del Maestre de la Ferriére, el Maestre José Manuel Estrada sigue este camino en América Latina, particularmente en México desde 1953 hasta 1982; en ese lapso, él hace aportaciones propias, dejando una huella en el Yoghismo. Como continuador de este linaje Iniciático y yóghico, el Maestre José Marcelli nos transmite a lo largo de su vida la tradición Iniciática del Yoga y del Yoghismo, sistematizando y enriqueciendo el Yoghismo en tanto practicante, investigador y estudioso del Yoga, a través del Yoghismo para acceder al Yuj.
El Yoga es un espacio de intersección, de encuentro entre el plan de vida y los sabios (Rishis), y entre los maestros – Yoghis y los discípulos en el proceso del despertar de la consciencia.
La verdad es revelada, a través de la realización del sistema mismo del Yoga, a estos Yoghis y, posteriormente, transmitida secretamente en forma oral y conservada en los textos que resguardan y comunican un conocimiento ancestral, así como el cuerpo del saber con los métodos, prácticas y actitudes que emergen del Yoga.
La experiencia de los Yoghis sirve como guía en el proceso de ser y estar en el mundo, manejan lo tangible e intangible; es por ello que han transmitido esa sabiduría a sus discípulos en todos los tiempos.
El Yoga es un medio para trascender el destino (karma), para superar el dolor, el sufrimiento y el infortunio (dukka).
La ilusión y la ignorancia se derrumban por la sabiduría que surge de la práctica del yoga que se devela por la «ley perpetua» (Dharma); este camino es extraordinario por el esfuerzo personal alcanzado por medio de la disciplina, la ascesis y el autocontrol de la meditación (Samyama).
El Yoga es una vía para trascender la ignorancia, la ilusión, la enajenación. Se logra a través del trabajo en uno mismo, del autoconocimiento. La meditación abre el camino de la sabiduría. Por ello, el fin más preciado de un Yoghi es la libertad (liberación – moksha) que le abre el camino de la experiencia de Ser.
El Yoga es un camino de superación del condicionamiento social, cultural, económico, histórico en que todo ser humano se encuentra. Trasciende la visión ordinaria de la realidad y de lo efímero. El Yoga lleva a la verdad del presente, a la integración, a la plenitud. La meta es despertar. El camino para lograr esto lo aportan los diversos métodos del yoga.
(…) Los senderos del Yoga aportan una enorme diversidad de métodos pedagógicos vigentes, desde la antigüedad hasta nuestros días, en un proceso vivo que se reconstruye día a día. El Yoga brinda un modo de vida y una forma de ser que se transforma permanentemente; es un proceso creativo de autorrealización entre Maestros y Discípulos.
(…) Como hemos apuntado ya, el Yoghismo articula la propuesta de Rynaud de la Ferriére, y es punto de referencia obligado para entender el Yoga en la época contemporánea. Su obra, el Yug Yoga Yoghismo conjunta tres términos centrales para nuestros fines. El Yuj (Yug) es la integhración total, la hiper consciencia (Samadhi); el Yoga es el método o los métodos diversos que existen para realizar la práctica (abhyasa) y, finalmente, el Yoghismo es la visión integral, la tradición Iniciática del los diversos caminos del yoga.
Texto extractado del la introducción del libro «El Ascenso a la Montaña: De los Orígenes del Yoga al Yoghismo» de Eduardo Soto. Colección Yoghismo México 2013.
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