La espiritualidad más que una abstracta aspiración metafísica, es simplemente la experiencia de ser… ¿Ser qué? Ser lo que se Es, ni mas ni menos, vivir y expresar mi verdad más íntima en libertad, a esta experiencia, es lo que llamamos espiritualidad.
¿Cómo definir el vacío, el infinito o el silencio? Los conceptos sólo alcanzan a dirigir la atención hacia “aquello” que sólo es posible conocer mediante la experiencia de ser el vacío, el infinito o el silencio… el Todo, el Absoluto, el Ser, el Espíritu… diversas formas de expresar una sola experiencia: La vida como unidad.
Todo es Vida
Un enunciado de honda profundidad pero a la vez de una sencillez inmensa. Como seres humanos, somos parte integral de esa vida que es unidad en sí misma, pero al parecer en algún punto hemos perdido la conciencia de nuestra conexión con esta Unidad esencial, ya que nuestra percepción nos lleva a una idea reducida de ser, limitando nuestra existencia vital al identificarla únicamente con el cuerpo físico y la experiencia que proviene del mundo externo a través de los cinco sentidos, de esta manera generamos una manera de ver a los demás seres como cuerpos, cada cual llevando una existencia por separado, en un escenario en el que, entre el nacimiento y la muerte, ocurre una continua lucha por la sobrevivencia, «o comes o eres comido…» y muchas veces sin escrúpulos.
En este paradigma, donde el grueso de la humanidad se dedica simplemente a luchar para sobrevivir, la experiencia de unidad o espiritualidad quedó relegada a una vivencia trascendental, que sólo unos pocos personajes extraños se atreven a buscar de manera aislada, a esa búsqueda es a lo que se le ha llamado caminar el “sendero espiritual” y a su finalidad se le ha nombrado como la Iluminación, la Santificación, la Identificación, el Nirvana, el Satori… una experiencia cumbre en apariencia reservada sólo para esa especie rara que intenta trascender la ordinaria condición humana.
El único viaje real es hacia ti mismo
La Iluminación, es la única respuesta al drama humano. Buda, el despierto, lo expreso de manera simple: “la iluminación es el fin del sufrimiento”, caminar el sendero espiritual es un viaje cuya única meta es reconocer nuestra verdadera identidad, lo que no nos deja otra alternativa que el destino de ese viaje sea únicamente hacia el centro de cada uno de nosotros, hacia tu propio centro, hacia ti mismo.
Caminar el sendero espiritual se ha definido como la proeza más grande que un ser humano pueda realizar, la única riqueza que es digna de ganar, estas afirmaciones convierten la experiencia espiritual en algo difícil y muy lejano, sin embargo la paradoja es que la experiencia espiritual esta dispuesta, abierta y al alcance de todos, es natural, sencilla y ocurre en todo momento, en todo lugar y nada ni nadie puede abstraerse de esta poderosa experiencia, pues la espiritualidad opera como la vida misma en todo su esplendor… sólo que es inconsciente y errática para la mayoría, oculta tras la pesada cortina de pensamientos de lucha y sobrevivencia que obstruyen su claridad.
Entonces, desde esta perspectiva, la espiritualidad es algo externo y oculto que tienes que buscar y alcanzar, es algo de lo que escuchas afuera, que puedes querer intentar entender a través de alguna religión o filosofía, y que incluso puedes recurrir a experimentar mediante prácticas como la meditación y la oración, para alcanzar aquello que está más allá… sin embargo para la mayoría se limita a un deseo que se anhela y se proyecta en el futuro, pero que no se experimenta en el presente, pues su luz es tan sencilla y diáfana que es imposible verla en un mundo lleno de complejidades de la razón y valores centrados en el mundo físico, que limitan, separan y crean la idea de que no merecemos ser quienes somos en realidad: Seres iluminados, plenos, libres, felices…
La opción de vivir la experiencia espiritual de manera consciente siempre ha estado abierta para todos, cualquier ser humano puede acceder a ella, su precio es accesible y se basa únicamente en una simple pero poderosa decisión que involucra una genuina voluntad y disposición. «Busca y encontrarás», la manera, el método o el camino es una opción especial que elijes dentro de muchas, pero ten en cuenta que en esencia es una para todos.
Cuando te adentras en tu camino espiritual, llegarás a comprender la primera clave que todos los grandes maestros han dejado como señal para quienes se inician: Ninguna experiencia espiritual puede ser real a menos que abras a través del silencio de la mente, la puerta al infinito espacio interior de la conciencia del Sí Mismo.
No es religión, no es filosofía o teoría intelectual, tampoco es humillación, dolor o sacrificio. Es un paso más allá de los límites de la mente ordinaria, de las creencias, de los atávicos pensamientos de la cultura, de la familia, de la sociedad… Ser espiritual es ser libre, de otra manera todo intento será alrededor de… y no al interior del Espíritu.
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